martes, 28 de febrero de 2006

Entrevista de Guillermina Mongan a Beatriz Catani.

En torno a Finales
Realizada en Febrero de 2006

GM ¿Cómo fue el origen del proyecto?

BC El origen de este proyecto fue textual. Escribí unos textos a partir de una situación afectiva crítica que tomé como una etapa final en mi vida. No sabía qué era lo que terminaba con ese dolor, pero sabía que algo lo hacía. Eran textos sin ninguna disposición teatral. Y por ahí empecé. En principio eran mujeres que hablaban. Aunque, no sé por qué, tenían una enorme indefinición, (incluso de su género) Les había puesto a cada uno un número (1,2,3,4) Exactamente, Uno, Dos, Tres y una bailarina, porque sí tenía claro ( casi la única “cuestión” escénica) que uno de los personajes estaría todo el tiempo posible en movimiento.


GM¿Julieta Ranno?

BC Sí, Julieta había estado haciendo talleres de actuación conmigo, tiene formación en danza, y sus posibilidades físicas me entusiasmaron… le dije: “… tengo unos textos con los que quiero tener un largo tiempo de experimentación, ¿tenés ganas de probarlos conmigo? No sé qué va a pasar, si van a devenir en obra o qué”. Y empezamos a trabajar. Contrariamente a otros materiales que se me presentan con una definición muy clara de la situación escénica con esta no me pasaba lo mismo. Eran apenas unos textos, y esta única cuestión escénica. (La de alguien en movimiento físico casi permanente)

GM Contame un poco sobre los textos originarios…

BC Los escribí a fines del 2003… empecé a escribir y a escribir y se fue armando este texto. Primero cómo una necesidad personal. No podía no escribir. Fue un proceso muy doloroso. Personal y teatral. Escribir me acompañó. Después lo objetivé y podía escribir ya claramente como tarea, con alguna proyección hacia fuera.

GM ¿No tenías ni idea que ibas a hacer con esto?

BC No, no tenía idea si iba a terminaba siendo un material teatral, poético o qué. Era una escritura que empezaba a tener un mecanismo… un funcionamiento propio... y que aludía reiteradamente a la idea de “final”… pero no me daba cuenta si eso podía desembocar en una obra de teatro, porque no estaba para nada establecido, como te decía, una cuestión de situaciones escénicas. Era palabra y pocas ideas teatrales, muy pocas. Una de las ideas era que haya alguien en movimiento y también una idea algo extraña en la definición (o mejor dicho indefinición) de los géneros…es contradictorio porque por otro lado el pensamiento de todo lo que ocurría era muy femenino… curiosamente me llamaron un grupo de actores de Bs. As. 3 hombres… querían que yo los dirigiera en algo… Les dije: “Estoy escribiendo algo… de un pensamiento femenino, aunque no sé por qué nunca los definí como mujeres sino con números… ¿si quieren podemos ponernos a trabajar en base a esto?” Trabajamos un par de meses… después hubo inconvenientes de dinero para solventar los gastos de pasajes a La Plata.

Tampoco yo tenía definido qué hacer con esos textos…Así que se cortó por un tiempo… yo en ese momento estaba con otros trabajos…Pero siempre seguía pensando en que quería hacer algo con esos textos. No era sencillo conformar un grupo de actores en La Plata que me gustaran para este trabajo. Entonces en medio de algunos viajes de trabajo se me ocurrió pensar ¿por qué no probar con mujeres? Y armamos un grupo de 4 mujeres. Lo curioso es que reiteradamente tuvimos problemas para trabajar encontrar uno de los personajes. Pasaron varias actrices y no funcionaba o dejaban por motivos diferentes. Una, Ximena, con quien trabajé también en Ojos, que en lo poco que trabajamos, me gustaba mucho, estaba embarazada y no pudo llevarlo adelante. Una maldición… algo así. El grupo volvía siempre a ser de tres. Y finalmente decidimos que vuelva la idea de un actor. Sin renunciar a la idea de que eran mujeres… Entonces empezamos pensar en situaciones de…

Me llama la atención el plural en todo lo que me venís contando…

Las decisiones de dirección son mías... pero varias veces conversamos sobre todas estas cuestiones... Volviendo… Yo quería seguir pensando en esta situación que se había presentado muy de casualidad…(por el llamado de estos hombres actores y esa primeras pruebas con ellos)… Me quedé pensando en términos de la ficción, de la realidad…en términos del teatro y la mentira. Releí las tragedias de Pasolini, sobre todo “Orgía” y…. (estoy teniendo problemas para recordar nombres… me angustia un poco…)… “Fabulaciones”. Me interesaba pensar en lo que plantea Pasolini sobre el Teatro de la Palabra, (la tesis que él organiza a partir de estas seis tragedias)…

El Teatro de la Palabra como planteo que las cosas en teatro son por lo que se dice y no por lo que se ve, por ejemplo…es desde ya un teatro concebido en términos literarios, donde repudia la representación. Pide al actor que fundamentalmente comprenda los textos, que no sea portador del mensaje del teatro sino vehículo viviente del texto. Hasta hacerse transparente en el pensamiento para que el espectador comprenda lo que esos actores han comprendido. Orgía comienza con un actor que dice: “He muerto hace poco. Mi cuerpo pende de una soga extrañamente vestido”. Jugar con el tema de la mentira y la teatralidad, jugar con el tema del quiebre de algunas convenciones… O más aún poner por delante las convenciones teatrales- que son la realidad” teatral- a la “ realidad” de la vida… fue un punto de partida.

Después, por supuesto, lo que se va encontrando es muchas veces muy diferente… va en otro sentido… no se verifica lo que uno quiere que se verifique. De hecho me pasa en este trabajo con “ el hombre que hace de mujer vestida de hombre” es algo que me gustaría que pase y no algo que se verifica. Pero ahí, hay un juego de ambigüedades que me interesa… hay algo que es lo que queda de lo que uno se plantea. Eso que queda del planteo, (y no su exacta verificación), es lo que me interesa. ( y no ya el hecho de pensar si se conecta o revela algo sobre la ficción y la realidad… o sobre el uso de las convenciones teatrales). Esto son puntos de partida, ideas que movilizan los inicios. Después la obra se aleja de eso, o eso no interesa centralmente… el teatro para mí no es un lugar solo para conceptuar.

Me gusta trabajar sobre las emociones… me gusta el teatro directo… Sucede que habrá algunos espectadores que se engancharan con estos juegos (todos nosotros que hacemos teatro) aunque seguramente no sea lo más interesante de una obra… Yo pensaba en el primer teatro, en las primeras representaciones.-... El teatro primitivo de las tragedias griegas. En esa época las mujeres no actuaban (actuaban hombres por mujeres). Y como muchas veces, además, las mujeres se disfrazaban de hombres (las diosas en la ficción solían presentarse a los mortales con vestimentas masculinas) entonces finalmente pasaba que había… un hombre que actuaba de mujer disfrazada de hombre. Esa es la idea que nos interesaba para trabajar con este personaje: un hombre que actúa de mujer disfrazada de hombre.

Después, los demás pre-supuestos eran mínimos…de una manera no del todo consciente… lo que sí fue consciente es que yo no quería escribir otra obra bajo las formas de las obras que había dirigido hasta ahora (“Cuerpos” y “Ojos) Es más, escribí una obra, que desde lo textual competa algo así como una trilogía con las anteriores: “Borrascas” (historia de una abuela, madre e hija viviendo sobre un techo al costado de una laguna de sal). Y no quise ponerme a dirigirla. Tuve un proceso de crisis interno… de alguna manera el esquema de representación para mí está presente cuando escribo un texto,- y si bien yo tuve reconocimiento con esa forma de representación- no quería seguir por el mismo camino. Es algo muy conflictivo… de alguna manera… la pregunta es:
Esa es mi estética y entonces me convalido y sigo trabajando en el mismo o parecido formato o ese es un mecanismo de representación teatral que fue efectivo pero ahora tengo ganas de investigar en otro que tendrá necesariamente puntos en común, (esa tal ve que quede sea la estética próxima a mí), y que no sabemos todavía de su efectividad.

La cuestión es que yo quería salir de esa construcción. Ya lo hice con otras obras (trabajando en experiencias con otros directores, pero mis obras, las dirigidas solo por mi, tienen una impronta similar y muy fuerte) Insisto no es que esto no me guste sino que no quería que apareciera de antemano. Por lo que no sé si me los impuse de manera conciente o fue sucediendo, con esto que te decía sobre los textos, que no tenían una teatralidad clara. Los textos eran palabras nada más… faltaba descubrir su situación teatral… yo, como escritora no me determinaba las claves escénicas con el texto. Más, me dejaba a mí misma, totalmente sola.

GM ¿Improvisaban sobre esos textos?

BC Más que improvisar sobre los textos, empezamos a trabajar sobre ellos tratando de crear momento a momento “algo” que tuviese intensidad…digamos… ¿Cómo construir “ teatro” momento a momento? Un proceso diferente para mí. Lo que esta obra… (estoy tentada a decirte Ellas, (hombres o mujeres) pero digamos personas o mejor aún “actores” (hombres o mujeres) que están en un espacio y en un tiempo y le van sucediendo ciertas cosas, algunas textuales, físicas, emocionales… una construcción primaria de lo teatral… Y en los ensayos empezaba a aparecer algo… no sé bien qué… no lo podía “definir ” exactamente… Lo que empezó a aparecer de algún modo es que algunas de esas ideas (que son teóricas y no hacen más que a una cosa abstracta), finalmente estaban disueltas en un mecanismo muy teatral… y continuamos por ese lado…

GM Yo tenía la idea de que el trabajo estaba basado en la novela de Clarece Lispector: “La pasión según G. H”…

BC Hay muchas cosas presentes de “la pasión según G.H”: por ejemplo la idea de sentirse mutilada (una idea metafísica de la mutilación ¿no?) que de alguna manera también se relacionaba con la mutilación “real” de “Tito Andrónico”… Pero lo fundamental es que nos posibilitó darle una estructuración temporal al material. En realidad, había, como te decía, un mecanismo de teatralidad Pero todavía no tenía esa idea sencilla que lo pudiese contener.

Es decir: “Esto sucede en este marco”. “Esto sucede en este espacio por tal cosa”… Y ese relato más sencillo, y a mi modo de ver, necesario, se organizó a partir de Lispector. Su novela sucede durante la agonía de una cucaracha. Entonces ya sabíamos que no podían dormir, que eran insomnes, y que estaban allí, en ese espacio, (el pasillo o sala de paso de un teatro), el tiempo que tarda en morir una cucaracha. ¡Y fue bárbaro! Ese tiempo era muy valioso, casi como un personaje más. Así que se me empezó a organizar todo en función al tiempo…De un tiempo extenso… Además porque el tiempo que tarda en morir una cucaracha es arbitrario. También está en juego la cuestión de la supervivencia de un animal que es pura materia (materia orgánica), instinto… primario…animal…Está destruida pero mientras tenga un pequeño órgano que la mantenga sigue viviendo… Leí que en realidad muere de hambre… /aunque esté casi aplastada, muere porque no puede comer, nada más: esa lógica es fascinante! La vida en su mayor sencillez…y puede durar horas… Es así que a partir de esta idea empezamos a pensar que la obra podría transcurrir durante toda la noche.


GM Le cuento lo que percibí yo de esto en relación a lo que percibí después de ver el ensayo abierto… Le leo también algunas cosas que escribía la salir del teatro. (ver si las transcribo)

BC Yo te escucho y pienso… me cuesta mucho hablar con tanta distancia y sintetizar demasiado un proceso que todavía no ha concluido… Un proceso en el cual estoy metida de una manera aún, de a ratos al menos, más intuitiva…no del todo conciente de lo que pasa… Hay cosas que por supuesto están más concientes… (Pero siento que no quiero hacer todavía ese esfuerzo de poner todo consciente… es una frontera que aún no quiero cruzar.)

GM De eso se trata no…de la intuición… de cómo y qué vas sintiendo y viviendo en el proceso de producción.

BC Yo me puedo orientar más en lo que fue el primer proceso… eso pasó hace tiempo entonces puedo decir “pasó tal y cual cosa”…Pero en el material actual, la verdad…si lo hablásemos después de estrenado…

GM No te preocupes que después vamos a hablar de eso. Mi idea es esa… Trabajar
desde el origen, acompañar el proceso y después ver que sucede una vez estrenado…quizá la recepción…veré…

BC Con el tema de la recepción… a mí me pasa que cuando lo ve el público…(Con el ensayo abierto algo pasó también)… veo la obra de otra manera…no la puedo ver como antes…veo otras cosas… como si fuese público. Siempre se sigue estando involucrada…Pero puedo tener unas mirada más de afuera también… Ahí comprendo más ciertos procesos y qué cosas se hubiesen podido hacer distintas y de hecho… modifico mucho las obras una vez estrenadas…siempre necesito modificar… es teatro y eso es lo “vivo” de la materia .

GM Decime una cosa… fuiste sumando textos desde los primeros y lo seguís
haciendo…seguís…

BC Sí, ahora sigo bajando ideas para seguir escribiendo escenas. En verdad creo que se creó cierto mecanismo en el cual uno podría hacerlo de una hora como de veinticuatro. Es una obra que permite hacerlo. En esta obra lo que se da es un transcurrir en el tiempo y un estar en el espacio; ( y podría decirlo a la inversa, transcurrir en el espacio y estar en el tiempo, en cierta forma porque esos son los dos elementos primarios de la construcción teatral. Para mí al menos son espacio, tiempo y los cuerpos (que en ultima instancia podrían reducirse también a espacio y tiempo) Y con esa combinación (y ningún otro recurso), con la investigación sobre esas coordenadas quisimos organizar este trabajo. Lo que me deja sin otra alternativa que seguir escribiendo…


GM Contame sobre la escritura ¿Escribís y probás en los ensayos o…de los ensayos te llevás cosas y después escribís?

BC Generalmente, como te dije, con los primeros textos que eran como veinte, veintidós páginas fui probando y después corrigiendo. Muchos desechamos. Se fue haciendo un trabajo en simultáneo entre los ensayos y la escritura en casa. Después hubo un largo tiempo en que no escribí y ensayábamos más que nunca. Era un armado rarísimo. Yo decía por ejemplo: “acá los textos de la hoja tres”. Y después los cambiaba. Era tanto el caos que no hubiese podido escribir para cada ensayo. Los textos iban y venían. Cambiábamos el orden de los textos todo el tiempo. Y también textos. Ya no sabía nada…ni el texto que se tenía que decir…todo como una especie de Rayuela en vivo (creo que más caótico). Después de dos o tres meses de trabajar así empecé a bajar todos los textos. A organizar la textualidad y a pasárselas organizadamente. Esa organización vino después del caos.

En realidad con este grupo empezamos a principio del 2005 y…con esta intensidad a partir de julio…( a mi regreso) hasta el ensayo abierto de diciembre… La verdad que trabajamos muy intensamente…los sábados nos juntábamos al mediodía y terminábamos a las ocho de la noche…¡y es difícil ensayar tantas horas!. Fue muy fuerte el nivel de trabajo que tuvimos, había mucha interacción. A mí me gusta mucho meterme…entonces iba moldeándose el trabajo sobre los cuerpos de ellas. Yo veía lo que hacían, y también hacia dónde podría derivarse eso que hacían, más o menos tenía todos los textos en la cabeza; entonces imaginaba situaciones con ese hacer de los actores y los textos. Todo en vivo, en interacción, una escritura sobre los
cuerpos… y a pura intuición o respiración teatral. Quedábamos agotadas. Y siempre pidiendo un poco más de la actuación. Este es un gran punto. Yo me meto absolutamente con el actor. Confío en que me puede dar todo y entonces sencillamente le pido todo. Es una relación muy cargada de afectividades (a veces positivas y a veces no)…

Un día, en ensayos, surgió el tema del amor por el actor. Yo creo que es muy importante. Tal vez usaría el tema de afectividades. Yo tengo una enorme afectividad hacia los actores. A veces algo ingenua. Parto de esa confianza y avanzo. A veces después de estrenar lo he padecido un poco. Tal vez por no tener el mecanismo de disociación comprendido. En todo caso es un déficit personal que tendré que generar herramientas para que no duela. Pero que desde el puno de vista del trabajo, me da enormes resultados. Los actores que han trabajado conmigo siempre dan a su máximo. Están brillantes. Vos lo viste en el ensayo. Por eso y el mecanismo de trabajo que te conté, creo también que sucede que…parece muy de ellas… ¿no? Surge de su naturaleza…de su forma de ser. Hay mucho tomado de ahí, no es que del papel va al cuerpo sino que parte …de los actores- los actores son el centro desde donde se irradia.

GM Sí, eso se notaba en el ensayo abierto…después de eso ¿cuándo y cómo
comenzaron?

BC Recién tuvimos la primera reunión ayer después de un mes y medio sin vernos…

GM (Entre risas). Quedaron todos “movilizados”…

BC Sí, y ahora tenemos que afrontar la búsqueda de un actor. Estamos buscando a este hombre-mujer porque no vamos a trabajar más con el actor que estaba. No es volver a empezar…pero tampoco es claramente un reemplazo lo que buscamos. De lo que se mostró en diciembre a mí me quedaron dos o tres trabajos: Uno tiene que ver con “rastrillar”, repasar algunas escenas conseguir un mayor asentamiento…la situación de los ritmos, de la actuación… Otro es que quedé convencida (me interesó mucho) la extensión en el tiempo… entonces tengo que agregar escenas. Acordate que con lo que teníamos duró cuatro, tres horas y media…hace falta agregar más…unas cuántas escenas más como para llegar a las cinco, cinco horas y media. Esto ya constituiría casi toda la noche más el intervalo, etcétera.

Y la tercera que me quedó como saldo es revisar la situación del personaje JM (Más allá de falta de acuerdos con el actor que lo hacía) no me funcionaba del todo…en el sentido de la actuación y conceptualmente. Por eso te digo que no es un reemplazo porque todavía no sé exactamente qué es lo que tiene que hacer ese actor. Tengo que seguir investigando para que realmente se verifique teatralmente algo de lo conceptual que te decía al principio sobre la mentira, la convención, el teatro y la representación de hombres con mujeres…Todavía falta un trecho para que aparezca algo que me termine de interesar o habrá que tirarlo a la basura...pero antes de tirarlo a la basura voy a probar un poco más.

GM Además se te empieza a modificar la obra, digo, lo que estaba encadenado.

BC No, no, simplemente puedo decidir que lo haga una mujer. Pero…me interesaba que haya una energía masculina… Agregar un hombre fue bueno. Quizás, como tuve la idea en un primer momento, que esté espiando ese mundo… más pasivamente…menos presente. . . no lo sé todavía… Por el momento esos textos no están resueltos no aparece la forma por la cual la convención teatral sea más evidente que el peso de la sexualidad de mujer-varón… veré…

GM Bueno, entonces ahora me queda seguir registrando esta segunda etapa…

Fuente: http://artesescenicas.uclm.es

miércoles, 22 de febrero de 2006

TEATRO: ENTREVISTA CON RICARDO BARTIS "Para nosotros hay otro teatro posible"

Reestrenó "De mal en peor", un homenaje a la dramaturgia de Florencio Sánchez. En abril, la lleva a festivales de Berlin y Bruselas. Aquí habla de los procesos creativos y del valor del actor argentino en el mundo.

Camilo Sánchez.

Hay un sauce, en la vereda de la calle Thames, que se inclina sobre el bochorno del asfalto como buscando agua. Está jodida la tarde en Buenos Aires. Ricardo Bartís —ojotas, bermudas, una remera azul— abre desde el portero eléctrico la puerta del Sportivo Teatral, su taller/escuela/teatro, y pide un minuto: viene de baldear el patio, regar las plantas y sólo falta agrupar un par de hojas chamuscadas en un rincón. Casi como una instalación casual, en el escritorio de entrada, dentro de una coqueta bolsa que dice Clarín, descansan seguramente los dos premios —Mejor Director y Mejor Obra del Circuito Off— que ganó a partir de la bella y batalladora De mal en peor, una especie de homenaje a la dramaturgia de Florencio Sánchez.

La larga ruta de ideas que Ricardo Bartís se apresta a ir soltando en unas tres horas de charla, parece cargada de atajos o imprevistos que, sin embargo, como sucede con el cuerpo dramático de sus obras, está protegida por una hilación firme. Bartís se mueve, más allá de cotejar dudas o de revisar conceptos, en el convencimiento de quien maneja, más que citas o frases importadas, recursos de un pensamiento propio.

"¿Café, mate?", pregunta y regresa de la cocina, detrás de donde está montada la platea de su teatro: la escenografía de De mal en peor, que acaba de reestrenarse, se desparrama en toda la casa. El director cuenta algunos arreglos recientes del lugar. "El mayor logro del Sportivo Teatral es la existencia misma del Sportivo Teatral", dirá, entonces, en tono confesional.

¿Qué diferencia de estrés hay entre un estreno y un reestreno?

Es distinto. La situación de las primeras aproximaciones del público, por más que el espectáculo esté bien consolidado en la intimidad de los ensayos, generan una gran inquietud. Cuando digo inquietud hablo de goce y de deseo, de miedo y de expectativa.

¿Con las funciones eso se distiende?

Hay algo que se afirma en el trabajo y, por suerte, hay algo que se desaloja: aquello que tiene que ver con el temor o preocupación que desafinan el vínculo con el espectador. Un riesgo sería solemnizar ese vínculo, tornarse alcahuete del público, tener una actitud teatral para que el espectador pueda reconocerse sin riesgos. Lo otro es un intento: fundar ese vínculo en el territorio de una construcción poética. Los primeros encuentros son difíciles. El reestreno es distinto: requiere de una atención de no atontarnos, de volver a instalar la potencia, pero eso suele llevar, también, un par de semanas.

Bartís parece reconcentrado en la charla. "El agua", le advierte el cronista. "¿El agua?", pregunta, consternado, y recién después sale disparado, esquivando muebles, hacia la cocina. Regresa con el mate. Entre los muebles que esquiva sucede la última historia pensada por Bartís, anclada en los festejos del primer centenario de la patria. La obra está plagada de personajes que quieren demostrar todo lo que saben y demuestran, de puro argentinos, todo lo que les falta. Es un texto abarcativo: la decadencia de una familia, una maestra importada por Sarmiento raptada por los indios, el poeta que le escribe discursos a los intendentes, la ambigüedad sexual, el incesto, la derrota, el pobrerío que golpea las ventanas, la entrega de la más joven de la familia para capear el temporal de la ruina.

¿Sentías que metías toda la carne al asador en esta obra?

Ese unvierso está en la literatura de Florencio Sánchez, con quien tenemos una deuda emocional e intelectual severa: el tipo modifica el registro dramático de Buenos Aires, instala el procedimiento de lo social sin atisbos panfletarios. Pone lo político en lo micro, en la intimidad de una familia, y lo hace estallar. Leímos a Sánchez, a Eugenio Cambaceres —más para investigar la intensidad o las formas del habla— y también a Gregorio de Laferrere, un autor contemporáneo a Sánchez, más influenciado por el vodevil. Y comenzamos a trabajar en el relato.

En la historia propiamente dicha.

Claro, digo relato como una forma de tomar partido en lo teatral. Yo no me planteo una obra como una acumulación de imágenes.

No hay palabras de Florencio Sánchez en la obra. ¿Cuánto de soporte o de marketing tiene colocar su nombre en los créditos?

Más que nada, es un palenque donde rascarse. Las palabras de Sánchez fueron disparadoras, generadoras de trama teatral. Da temor, hay que decirlo, no tener la historia, ni el texto, ni los personajes. Una situación tentadora pero también con riesgos ostensibles: más aún, cuando se trabaja con un grupo actoral numeroso. Y estaba el momento, además.

¿La realidad fuera de los ensayos?

No nos olvidemos que veníamos de De la Rúa presidente, el proceso del 2001: Puerta, Rodríguez Saá, Duhalde. Ese era el campo de nuestros mayores: ese era el campo de la representación teatral de lo que suele llamarse lo real, la política, la Nación.

Un tiempo para renovar el mate y enfrentar una sesión de fotos. Y la aparición, en la charla, de un orgullo genuino: de los once actores de De mal en peor, ocho debutaron con esta obra. "Son buenos y además están compenetrados en esta forma de trabajo, sostenidos más que nada por el deseo y las ganas de actuar".

Insisto: ¿no corrías el riesgo de meter muchas cosas en la obra?

No, a mí me interesa un relato que haga referencia a un núcleo de comportamiento. Sobre ese relato ingenuo, después, se va a imprimir la potencia de la actuación, aquello que convoca una obra que, antes de los ensayos, no teníamos. La época, por cierto, no ayuda. En sus aspectos más oscuros, se trata de un tiempo descerebrado y brutal. Nosotros con lo que contamos, básicamente, es que hay otro teatro posible, en otras condiciones, con otra forma de actuar y de agruparse, con una entrega generosa. Hay que entender que, en estos tiempos, la actuación ha perdido terreno.

¿Por qué?

Porque imperan los lenguajes lavados de la modernidad. Un teatro, una forma de representación cargada de tics, que no termina de morir. Del espacio alternativo se están produciendo los grandes actores argentinos. Precisamente de ese campo es de donde viene la valorización del teatro argentino en el mundo, no del teatro que se hace en la calle Corrientes o del teatro oficial.

Hace poco declaraste que te sentías dejado de lado por el teatro oficial.

No les debe interesar lo que yo hago. No deben considerar que soy una expresión importante del teatro de la ciudad. Si no, no entiendo por qué Kive Staiff no me llama. O será que tal vez no sería el teatro oficial un buen lugar para transitar y en ese caso me está haciendo el favor de evitarme la tentación de ir a trabajar al San Martín. Acaso no quiere distraerme de mi trabajo.

¿No descartarías una estructura oficial para trabajar?

Es que es muy agotador siempre ser uno el promotor y sostenedor de los proyectos. A veces, es necesario que alguien te tire un cable para poder creer en algo. Las situaciones de marginación no son siempre simpáticas, el salvajismo de la libertad también puede ser cansador. De todas formas, a veces, uno pediría, más que ayuda, que no compliquen las cosas.

¿A qué te referís?

Al proceso post-Cromañón, por ejemplo. Cerraban teatros que eran emblemas culturales por un matafuegos vencido. Yo estoy viejo. Y seguís siendo siempre adolescente en este país. No se trata de pedir ayuda: no habría que perder de vista que hay urgencias más importantes para derivar el dinero del Estado. Pero lo que no existe es una política estratégica hacia ámbitos, como han sido los grupos teatrales, que ayudaron a sostener una trama social cuando todo parecía disolverse. Falta una discusión con las empresas privatizadas para que estos ámbitos culturales tengan cierta consideración en la luz, el agua. Nosotros pagamos 190 pesos de agua: 190 pesos de agua. Y encima, exigencias y controles. En estas salas no ha habido accidentes, ni incendios. Cuando los hubo, fue la policía o los servicios poniendo alguna bomba como en El Picadero.

En tu libro "Cancha con Niebla" decías que padecías, y la calificabas de neurótica, una desconfianza hacia el reconocimiento ajeno.

Se ha ido calmando con el tiempo. Los premios y todo eso ayudan por un momento, es divertido, pero nada más. El otro día, en un ensayo flojo, les gritaba: vamos a tener que devolver todos los premios. No hay cambios con premios o sin premios en este teatro berreta de cámara que encaramos nosotros. No hay especulación de pasar al frente, sólo de trabajar.

En una charla pública defendías el valor del actor argentino.

Después de la dictadura militar se habían mirado mucho los procedimientos foráneos de actuación. Hoy se está reparando eso y se están valorando, otra vez, modelos actorales de aquí: recuerdo a Carella, hay que pensar en Luppi y en Dumont, en Inda Ledesma —a quien vi catorce veces en Medea para tratar de entender su oficio—, en Cristina Banegas, Urdapilleta, Luis Machín, María Onetto, tantos nombres que se escapan ahora. Aquí hay actores con diversos niveles de registro y de improvisación, que es inhabitual. Aquí hay actores que no ves en ningún lugar del mundo.


Fuente: Clarín

miércoles, 15 de febrero de 2006

La despedida de un "hombre de teatro"

falleció yirair mossian a los 81 años

El prestigioso hombre de teatro Yirair Mossian, conocido por sus innovadoras direcciones, sus aportes críticos y su docencia, falleció el pasado domingo 12 a los 81 años, por secuelas de una caída en su casa, aunque la noticia se conoció ayer.
Yirair Mossian Benian, tal su nombre completo, había nacido en Jerusalén, Palestina, el 10 de septiembre de 1924 y llegó a Buenos Aires a los siete años de edad, donde adoptó la ciudadanía argentina.

Director de teatro, periodista, crítico teatral y docente, Mossian se desempeñaba como profesor en la Escuela de Teatro de La Plata y en el Conservatorio de Arte Escénico de Buenos Aires.
Partícipe activo del movimiento de teatro independiente argentino, dirigió a Jorge Lavelli en La gaviota, de Antón Chéjov (Teatro Riobamba) y con ese actor viajó a Francia becado por el Fondo Nacional de las Artes. Además, fue el responsable de Nuestro fin de semana (1964), primera obra de Roberto Cossa, Réquiem para un viernes a la noche, de Germán Rozenmacher y El reñidero, de Sergio De Cecco, entre los autores nacionales, sus preferidos.

De Roberto Arlt montó recordadas puestas de Saverio el cruel, La fiesta del hierro y El desierto entra en la ciudad. Del repertorio internacional dirigió Bertoldo en la corte, Lenta danza de doce en el patíbulo y El oído privado y el ojo público.
Otras de sus puestas fueron Las tres hermanas, de Chéjov, y Sueño de una noche de verano ,La comedia de las equivocaciones yLos dos hidalgos de Verona, de William Shakespeare.

Murió el director Yirair Mossian

Dedicó su vida al arte teatral


A consecuencia de un accidente doméstico falleció el domingo el periodista, director de teatro, crítico teatral y docente Yirair Mossian. Sus restos fueron inhumados anteayer en Chacarita.

Había nacido en Jerusalén, Palestina, el 10 de septiembre de 1924, como Jirair Mossian Venian. Aunque estudió Literatura y Letras en Montevideo, poco necesitó para darse cuenta de que su vocación se inclinaba hacia la dirección teatral. Fue asistente de Alberto Rodríguez Muñoz con cuya compañía viajó a Buenos Aires donde se estableció en la década del 50.

Fue un activo partícipe del movimiento de teatro independiente, donde tuvo oportunidad de dirigir a Jorge Lavelli en "La gaviota", de Chejov, labor por la que obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes para viajar a Europa.

Vivió y trabajó un año en Erevan, Armenia, donde dirigió televisión y montó en idioma armenio. Becado por la provincia de Buenos Aires visitó diversas universidades de los Estados Unidos.

En Buenos Aires estrenó "Nuestro fin de semana", de Roberto Cossa, puesta que lo hizo acreedor al premio Teatro XX y el de la Asociación de Críticos de Buenos Aires". Realizó múltiples puestas en teatro, radio y televisión, pero también se destacó en el periodismo en Marcha (Montevideo), Democracia, Convicción y Tiempo Argentino, entre otros medios.

Su labor docente comenzó en la década del 70, en la Escuela Nacional de Teatro de La Plata y en la Escuela Nacional de Arte Dramático. Actualmente se desempeñaba como profesor en la Escuela de Teatro de La Plata y en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA).

Fuente: La Nación