martes, 6 de octubre de 2009

El 6 de octubre de 1858 nacia "Pepe" Podesta

Pepe Podestá, en una fotografía de 1886.Caracterizado como Pepino el 88.

Fue el creador de personajes como Pepino el 88 y Juan Moreira, e introductor de temáticas gauchescas al tradicional circo. Además, inauguró y dio su vida por el teatro Coliseo Podestá, que aún se erige como epicentro cultural de La Plata

El universo de juglares y acróbatas se transformó por completo bajo el incentivo de sus toques mágicos. Corría 1858 cuando nació en Montevideo el pequeño Juan José Podestá. Sus allegados lo bautizaron como “Pepe”, y luego otros tantos sobrenombres se apoderaron de su mítica figura; sus personajes Pepino el 88 y Juan Moreira se imprimieron y lo identificaron en la memoria colectiva sudamericana de la mano de su legado en el circo criollo.

Los anales de la historia circense codificaron la figura de este oriental devenido en platense como “el fundador del circo criollo”. Más allá de encarnar como pocos el circo clásico europeo -el espectáculo más popular durante los tiempos de la colonia y de la vida republicana independiente-, Pepe creó el estilo rioplatense, poniendo en escena también la tradición gauchesca y local. Introdujo la división del espectáculo brindado desde las carpas en dos partes: la primera de habilidades y la segunda de actuación, también denominada drama criollo (modalidad en la que se representó Juan Moreira). “El circo criollo nació solo, producto de la idiosincracia y la bohemia de la época”, describió, en diálogo con Hoy, Marta Morando Podestá. La memoria de esta señora de 84 años de edad, nieta del gran Pepe, persiste como una joya registrando intactos los sucesos más importantes de la vida de su abuelo.

Los inicios

Pepe fue el primero de siete hermanos que sintió la atracción por los circos extranjeros que pasaban por Montevideo y empujó a sus hermanos hasta las playas cercanas para repetir con ellos las pruebas que veían. Así, los Podestá formaron su propio circo de barrio en un galpón. Transitaron los caminos de tierra con sus carretones, ofreciendo su arte de trapecistas, malabaristas, forzudos y payasos por las poblaciones del interior de Argentina y Uruguay.

Tiempo después, nació el recordado Pepino el 88, aquel payaso y modelo del cómico rioplatense. El famoso personaje nació cuando Pepe cumplía 24 años. Como acróbata, ya en la compañía ecuestre de Félix Hénault, le tocó reemplazar a un payaso enfermo. Se hizo llamar Pepino, y la gente le agregó el 88 porque la cifra parecía dibujada por los parches en la chaqueta de su padre con que fabricó su improvisado traje. “Su incomparable gracia salpicada de chistes políticos y punzante actuación hicieron reír a más de tres generaciones”, comentó a Hoy su nieta. Aquel personaje influyó, sin dudas, a posteriores cómicos y monologuistas, desde Florencio Parravicini hasta Enrique Pinti.

Podestá caminó por la pantomima y luego pasó a la escena hablada creando una modalidad artística que continúa vigente. “Me di cuenta del sublime abuelo que tenía a los 15 años, cuando tuve la posibilidad de trabajar con él. Fui la única nieta que lo hizo, cuando él no tenía plata para contratar una primera actriz”, rememoró Marta.

El romance con La Plata

La primera estadía de Podestá en la ciudad de las diagonales fue fortuitamente importante. “Vino a La Plata invitado por Dardo Rocha. Había grandes festejos porque se realizaba el traslado de los poderes públicos provinciales a la nueva ciudad. Como la concurrencia era enorme, y los hoteles y pensiones, escasos y reducidos, no daban abasto, Pepe tuvo que hospedarse en un banco de plaza”, contó Marta, y agregó: “Dio vuelta el traje de Pepino y se acostó a la intemperie. Al otro día, le dijo a Rocha que había tenido el honor de ser el primer atorrante de la moderna ciudad”.

Años después, adquirió con varios de sus hermanos el predio de 10 entre 46 y 47. Allí crearon un teatro, pero pronto sus hermanos se cansaron y él solo se hizo cargo del mismo, creando el tradicional teatro Coliseo Podestá. “Le puso el apellido en homenaje a sus hermanos fallecidos”, relató Marta. En 1937, Pepe alquiló el teatro a una empresa, pero poniendo como cláusula específica que su yerno se convirtiera en administrador.

“Eso fue en enero, y, como si hubiese tenido la visión de que su vida terminaría pronto, meses después se durmió para siempre”.

“Con el teatro pasó de todo: no teníamos plata para mantenerlo, cuando Pepe tenía 70 años hizo su última gira para pagar lo que debía, y todo lo invertía en el teatro Podestá”, apuntó su nieta. Muchos años después de su ausencia, quien lo terminó adquiriendo hasta el día de hoy fue la Municipalidad. “Por suerte, el teatro sigue en pie”, aprecia Marta agradecida. En el medio, un gobernador provincial la tentó a poner en venta el lugar para levantar allí un playón de estacionamiento, pero ella se negó a echar por tierra este patrimonio histórico que persiste a los embates del tiempo.

“La gran obra de Podestá fue rescatar grandes artistas escondidos en teatritos de la ciudad, darles posibilidad a los que no se conocían”, asegura hoy su nieta. Tenaz, imaginativo, la trayectoria de Pepe Podestá instauró al 6 de octubre como el Día Nacional del Circo. Su tradición instalada a fines del siglo pasado fue retomada luego por otros tantos pilares del humor popular argentino, que supieron trasladar el clima de la carpa a la pantalla de TV, como Pepe Biondi, Pepe Marrone, Carlitos Balá o Alberto Olmedo. Una función que ningún otro payaso supo igualar.

La historia del Coliseo

El 14 de marzo de 1885 se inauguró el teatro Apolo en calle 54 entre 4 y 5, y poseía una sala rectangular con capacidad para 500 personas.

Habían transcurrido cuatro años desde la fundación de La Plata, y en la noche del 19 de noviembre de 1886 se inauguró el primer teatro de magnitud apto para las grandes veladas líricas. El teatro Politeama Olimpo abrió con la presencia del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Carlos D’Amico.

En 1887, la compañía circense Scotti-Podestá compró el inmueble en remate público. Fue en ese punto donde se entrecruzaron dos historias: la del edificio de calle 10 y 47 y la historia de la familia Podestá, que desde 1885 se había instalado con su carpa de circo en la ciudad de La Plata.

Fuente: Hoy

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