martes, 27 de octubre de 2009

El Circo Rodas se instaló en Berisso

La actividad es intensa, aun cuando no hay funciones. Ensayos, viajes y la vida en un remolque.

Detrás de escena continúa la magia que atrapa a grandes y chicos.Comienza la música estridente, se apagan las luces y el presentador da la bienvenida a un circo que, como todos, invita a soñar. Salen las bailarinas y los acróbatas. Mientras tanto, se prepara el hombre que hace piruetas en la cama elástica y la mujer que realiza acrobacias en el aro. Luego vendrán los payasos.

“El circo es como un patio grande, cada uno vive en su remolque y hace su vida, pero cuando salís te encontrás con todos. Nos vemos cientos de veces en el día. Las jornadas acá adentro comienzan a la mañana con los ensayos y a la tarde tenemos tiempo libre para hacer otras actividades”, cuenta a Hoy Raúl Clavero, artista y presentador del circo Rodas, cuya carpa se encuentra en 60 y 128 de Berisso.

“Yo nací en Emilio Bunge, cuando el circo pasaba por ese pueblo. Tengo 66 años y empecé a trabajar a los 6 junto con mis hermanas en un espectáculo que se llamaba Esmeralda”, dice Clavero mientras recuerda sus primeras piruetas en el trapecio.

El hombre pertenece a una familia circense que reconoce sus orígenes en La Calera, Córdoba. “Mi papá tenía 13 años y se fue con el circo que pasaba por ahí, mi abuela intentó retenerlo pero no pudo”.

Clavero cuenta que encontrar una especialidad es algo que de a poco se va logrando. “Se empieza con varias disciplinas hasta que encontrás tu lugar. El circo es muy generoso, te da lugar para todo. Yo pasé por todas las disciplinas, hasta que llegué al trapecio”.

Todo un mundo

Detrás de la gran carpa del Rodas existe un mundo en constante movimiento para asegurar el éxito de un espectáculo que congrega a artistas argentinos y extranjeros. Todo ocurre al mismo tiempo: un malabarista se maquilla en el trailer camarín, y un perchero cargado de plumas aguarda a las bailarinas que se cambiarán para la segunda salida.

“Entre artistas, técnicos y vendedores somos unas 120 personas. Todos los días hay espectáculos, sólo paramos en diciembre unas semanas, antes de las funciones de temporada. En cuanto a la composición, hay de todo, artistas extranjeros, artistas con raíces circenses y otros agregados como mi papá. Los viajes los hacemos en el remolque y cuando son distancias muy grandes, como otros países, la vida es en hoteles”.

Añade que el conocimiento de cada artista se transmite de generación en generación. “Yo me dediqué al trapecio y cuando paso por los ensayos siempre les hago alguna corrección a los chicos. También tenemos un acróbata de varios años que es algo así como un maestro, porque el conocimiento no se guarda, se transmite”.

Los cambios

“El circo siempre fue el mismo”, dice Raúl, y agrega que la diferencia con el de antaño es la tecnología. “Eso te lleva a superarte porque encontrás elementos que facilitan las cosas. Por ejemplo la cama elástica, antes estaba hecha de goma de las cámaras de los autos y ahora se fabrican especialmente y con la tensión y los resortes necesarios de acuerdo al peso de la persona”, comenta.

Incluso la tecnología cambió la forma de confeccionar las carpas. “Antes las cocían dentro del circo y ahora hay empresas que las fabrican, la del circo es traída de Italia”.
En cuanto al público, asegura que la atracción continúa vigente. “A la gente siempre le gustó el circo. En otros países como Chile, Brasil, Perú y Paraguay tienen un reglamento, pero aquí eso no existe, entonces muchas veces no podemos trabajar”.

El Rodas cuenta con una carpa de 43 metros de largo por 53 metros de ancho. Capacidad máxima para 2.400 personas, elementos contra incendios, baños químicos, emergencia médica, policías adicionales y seguro de responsabilidad. Todo eso demanda de una gran inversión.

Una historia llena de aplausos

Para algunos historiadores, el primer circo argentino fue el “Flor América”, creado en 1860 por Sebastián Suárez.

En cambio, muchos otros opinan que el verdadero circo criollo nació cuando los hermanos José Antonio (Pepe) y Gerónimo Podestá estrenaron la versión pantomímica de la obra de Eduardo Gutiérrez Juan Moreira. Era la primera vez que se dejaba de imitar las artes provenientes de Europa.

Por esa razón, en la Argentina, el 6 de octubre se celebra el Día del Circo en homenaje a Pepe Podestá, que nació ese día de 1858 y tuvo un estrecho vínculo con nuestra ciudad.

En tanto, se dice que el primer payaso que se presentó en el Río de la Plata fue el italiano Pedro Sotora, conocido como “el hombre incombustible”, que en 1834 comía estopa ardiendo y realizaba saltos mortales ante el público de Buenos Aires y Montevideo.

Por otro lado, en 1869 aparece otro payaso que comienza a actuar en Montevideo y luego en Buenos Aires. Se trataba del genovés, acróbata y luchador, Pablo Raffetto.

Además de Raffetto, existió otro payaso que conquistó al público de esa época: Frank Brown, que llegó al país en 1884 con un estilo distinto al del payaso criollo. Nacido en Brighton en 1858, el inglés aparecía en las carteleras como “El rey de los clowns”.

Durante su espectáculo, los niños los aclamaban cuando lanzaba golosinas de una cesta a las tribunas. Preparaba un show en clave de sátira, en el que se proponía como candidato al Congreso nacional en plena campaña electoral de legisladores en Buenos Aires, allá por 1884.

Fuente: Hoy

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bue... q lastima q no alla escribido nadie en esta pág...

pero bue..yo no tengo tantoq decir xq voy a ir mañana con la escuela al circo..pero es muy bueno q allan creado un circo en (BERISSO)....

. .
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---..aldi jaja

milagros y brisa dijo...

grax por venir a cordoba estuvo
muy muy bueno que lastima q ya se van bue... muchos besos...