sábado, 10 de octubre de 2009

A Gaturro lo hicieron muy grande

A Gaturro lo hicieron muy grande

Por Juan Garff

El show de Gaturro . Escrito y dirigido por Rubén Roberts, sobre la base de los personajes de la tira cómica de Nik. Música: Carlos González y Rubén Roberts. Coreografía: Marcelo Caballero. Diseño de escenografía y muñecos: Giselle Bosio y Leandro Lucanera. Intérpretes: Sebastián Moncusi, Marisa Di Sabatto, Dasa Del Vecchio, Claudio Nachman y elenco. Teatro Maipo, Esmeralda.443. Sábados, a las 16, y domingos, a las 15.30. Entradas desde 50 pesos.
Nuestra opinión: regular

Ponerle el cuerpo al dibujo es un desafío singular. Se cuenta desde el vamos con el crédito de la popularidad del personaje gráfico, pero revalidarlo sobre el escenario implica una adaptación compleja a un medio de características muy diferentes. No sólo es la tercera dimensión, la presencia en vivo, el pasaje del texto en globito a la voz audible, sino también la estructuración de una trama que vaya más allá del gag instantáneo y que ponga en valor en función de ella esos recursos propios del teatro. Rubén Roberts escribió y dirigió esta versión, sobre la tira de Nik.

En El s how de Gaturro, los muñecos, de realización fiel al original, generan esa adhesión de simpatía por la creación de Nik, que ha sabido expandir notablemente su público hacia los más chicos. Pero no superan la dificultad expresiva de una gestualidad escasa, con la que se dificulta incluso la adscripción de la voz al personaje. En ese contexto, para señalar quién está hablando, debe mover la figura respectiva su cabezota o un brazo, mientras su interlocutor permanece más o menos estático. El volumen subido es un sucedáneo poco efectivo para adherir la voz al muñeco de forma verosímil.

La casi lógica consecuencia es una anécdota mínima, que no fuerce las posibilidades de sus protagonistas. El gran tamaño de los muñecos, en sí un elemento atractivo, limita sus posibilidades de desplazamiento sobre un escenario que no es enorme. Una serie de personajes secundarios -vecinos de Gaturro que lo alientan en sus planes de conquista de Agatha- asoman sobre una verja en diagonal y brindan un contrapunto en principio más dinámico, al ser muñecos de boca y más pequeños. Cual coro griego intervienen en la obra, armando alboroto con tono de humor.

Pero el recurso termina agotándose en su reiteración, con el costo de estrechar aún más el ámbito de movimiento de Gaturro, Agatha y Canturro en el centro del escenario, en tanto que Gatulongo logra atraer la mirada al asomar su largo cuello desde el otro costado. Tras un primer fracaso -uno más- en su búsqueda del beso de la siempre arisca Agatha, Gaturro se enfrenta en sueños a una serpiente gigantesca, que irrumpe en escena con movimientos ondulantes y aporta un momento de emoción, antes de la ansiada resolución de la historia. Gaturro encontrará su premio, pero la platea probablemente retorne a las tiras impresas -a la espera de la película que se prepara para 2010-, sin haber ganado mucho con su primera incursión teatral.

Foto: LA NACION
Fuente: LA NACION

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que no tienen ni idea de lo que es la obra... no habria posibilidad de que el cuerpo de Gaturro tenga menos volumen, ya que tendrian que ser niños los que esten adentro, y no creo que existan.
tendrian que saber bailar y actuar como lo hacen los protagonistas, y me parece muy desagradable la forma de dirigirse a los protagonistas...
Su problemas es que no admiten que gaturro no solo tiene chistes en el diario sino que ahora tiene vos, y temas a los que los niños responden muy contentos y alegres...
Quisiera que puedan contestar esta pregunta que hubieran echo y que tiene de malo la historia.
espero sepan y puedan responder