miércoles, 28 de octubre de 2009

Homenaje a Le Corbusier y su arquitectura para embellecer

Creador de la Casa Curutchet

Desarrolló una teoría de la disciplina de tintes metafísicos, intentando vincularla a la funcionalidad y la belleza para el hombre. El realizador de la famosa vivienda platense regresó a Buenos Aires mediante dos muestras sobre su legado.

"Buenos Aires es una ciudad que le da la espalda a su río”. Así, remarcando el poco aprovechamiento de su gran costa, describía Le Corbusier (1887-1965) a la ciudad capitalina; corría octubre de un año convulsionado del siglo XX -1929- cuando el arquitecto suizo referente del modernismo desembarcaba en Argentina para dar un ciclo de diez conferencias invitado por la Asociación Amigos del Arte.

Férreo crítico de la arquitectura academicista y ecléctica de Buenos Aires, Le Corbusier festejaba sin embargo la arquitectura popular de la casa de patio porteña y platense. Quizás por eso volvió a unirse con el país entre 1949 y 1953, cuando regresó para realizar su única obra arquitectónica en suelo argento: la mítica Casa Curutchet, vivienda unifamiliar construida cerca del Bosque de La Plata.

Precursor del brutalismo, y de un espíritu renovador de la arquitectura, sus creaciones continúan vigentes tanto en la práctica como en la enseñanza y en la teoría de la arquitectura. Y en dos recientes muestras, la figura de Le Corbusier fue homenajeada en el país. La primera, inaugurada el pasado 2 de septiembre en el Museo de Arte Decorativo, repasó su obra gráfica y literaria, y expuso el “Poema del ángulo recto”, un libro de arte que publicó en 1955 y que la crítica definió como “un canto a la racionalidad de la naturaleza y a la épica arquitectónica”, y que por primera vez salió de Europa para llegar exhibido a otras latitudes. La otra muestra, aún en exhibición en el Centro Cultural Borges, ofrece un recorrido fotográfico por la Casa Curutchet realizado por René Burri, Néstor Julio Ottero, Alejandro Leberatto y Virginia Fabri.

Figura

Trabajador incansable, Le Corbusier confeccionó innumerables proyectos, muchos de los cuales nunca llegaron a realizarse, pero que marcaron a generaciones posteriores de arquitectos. En su paso por Argentina se contactó con los intelectuales de Amigos del Arte: Victoria Ocampo, María Rosa Oliver, González Garaño, Bullrich, Rinaldini, entre otros, aunque tuvo poca relación con los arquitectos argentinos Prebisch y Acosta.

Entre sus aportes, Le Corbusier se constituyó como un visionario, que se propuso a través de la arquitectura cambiar el mundo: veía todo proceso de diseño con fines utópicos.

Sus mayores propuestas versaron en su definición de la vivienda como “la máquina para vivir”. Con ello, Le Corbusier ponía en énfasis no sólo en el componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debia estar destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. El arquitecto creía que el objetivo de la arquitectura era generar belleza: “la Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”, solía decir. Según su concepción, ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios.

La Casa Curutchet

Ubicada en el boulevard 53 nº 320, fue la única obra del célebre arquitecto en América Latina, y constituyó un curioso y logrado ejemplo -desde el punto de vista plástico- de adaptación de los principios característicos de la arquitectura doméstica de Le Corbusier a las particularidades del contexto urbano de una ciudad argentina.

Sus características se centraron esencialmente en dos temas: la construcción de una vivienda unifamiliar en un terreno de dimensiones limitadas entre medianeras -circunstancia inédita en la producción anterior del autor- lo que determinó que sea una vivienda de una sola fachada. Además, como consecuencia de la estructuración urbana de la ciudad de La Plata según avenidas diagonales, el eje longitudinal del terreno adquirió una inclinación cercana a los 45º con respecto a la línea municipal.

Influencia

Le Corbusier influyó de manera muy importante a arquitectos de todas partes del mundo. En México fue su seguidor Mario Pani Darqui, en Brasil Oscar Niemeyer, en la Argentina Antonio Bonet, Amancio Williams y el primer período creativo de Clorindo Testa. En España, Francisco Javier Sáenz de Oiza.

Su legado

El célebre Le Corbusier también desarrolló teóricamente lo que denominó como los “cinco puntos de una nueva arquitectura”, basados en el uso de hormigón, la terraza-jardín, la planta libre, la ventana longitudinal y la fachada libre.

También ideó el Modulor, un sistema de medidas basado en las proporciones humanas. Relacionó así cada magnitud con la anterior por el Número Áureo, para que sirviese de medida de las partes de arquitectura. De esta forma retomaba el ideal antiguo de establecer una relación directa entre las proporciones de los edificios y las del hombre, tomando, en su caso, como escala del hombre francés medio de esa época, de 1,75 m de estatura.

Fuente: Hoy

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