jueves, 8 de octubre de 2009

La Docta: pionera en festivales internacionales

El encuentro del Mercosur

Con un nivel heterogéneo, concluye la fiesta teatral

Por Alejandro Cruz
Enviado especial

CORDOBA.- Mientras el FIBA calienta sus motores, el 7° Festival Internacional de Teatro del Mercosur, en la ciudad de Córdoba y diversos lugares del interior, se acerca a su fin. Con buena repercusión, el encuentro escénico que organiza la provincia está presentando una programación de buen nivel aunque algo heterogénea. Es más, algunos montajes, como la versión de Máquina Hamlet , de Heiner Müller y cargo de la Deutsches Theater, pasó con más pena que con gloria.

Anteayer fue el turno de otros dos montajes que, a priori, habían generado bastante interés pero que terminaron dejando sabores contrapuestos. Primero fue el turno de la compañía chilena de La Gran Reyneta que ofreció Las pesadillas de Tony Travolta . El grupo, nacido bajo las influencias de los franceses de Royal de Luxe, ya habían presentado en tierras argentinas Roman Photo , un trabajo muy ingenioso en la que los actores manipulan todo el tiempo frente a la vista del espectador el complejo mecanismo de armado y desarmado escenográfico. Apelando al mismo recurso, que manejan con rigurosa perfección, esta vez compartieron una historia confusa (aun en términos ideológicos) que no cierra en ningún momento. Lo cual -más allá de la maravillosa escena final- terminó desmereciendo a la propuesta en su conjunto. Esa misma noche, los franceses de Thèatre de NéNéKa ofrecieron Jean la chance , montaje que forma parte del FIBA, que también desconcertó a varios.

La programación diaria estuvo concentrada en dos franjas horarias lo que, inevitablemente, dejó en un segundo plano a la programación cordobesa. En medio de los huecos que se armaron, la prensa porteña invitada al festival pudo ver dos trabajos en salas independientes. Cirulaxia Contra Ataca, como grupo invitado, ofreció Lomenaje (sic) un deslucido montaje en tono de comedia que juega con tópicos de la vida y la producción dramática de García Lorca. Mejores resultados logró el director Ariel Dávila dando vida a un texto no del todo atractivo llamado Alias Gospodin . Hasta pasado mañana, día que concluye la muestra, el encuentro quema sus últimos cartuchos.

Según ha dicho Raúl Sansica, director del festival, la movida cuesta 1.200.000 pesos (para dar una idea, el FIBA sale 5.500.000; y, para tomar otra parámetro, si aquí las entradas cuestan 15 o 20 pesos; por ver el mismo espectáculo en Buenos Aires hay que pagar 40). La falta de un presupuesto adecuado es parte de un límite concreto difícil de disimular más allá de la voluntad de sus organizadores y la interesante política que se dan para sumar nuevos públicos descentralizando la oferta festivalera hacia barriadas y otras ciudades. De todos modos, tratándose de una ciudad pionera en la realización de un festival internacional de teatro (el primero fue en 1984), en honor a esa historia la provincia merecería tener una política más agresiva para poder elevar la puntería. También es cierto que Córdoba no es lo que era. Con sólo transitar por las calles, y más allá de cierto glamour que se respira en Nueva Córdoba con dos museos de avanzada, es claro que la ciudad y la provincia no viven sus mejores momentos. El tema del festival fue lo político. Probablemente, ni hacía falta enunciarlo.

Fuente: LA NACION

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