sábado, 24 de octubre de 2009

Los dolores de la guerra

LA ANGUSTIA LAS MUJERES QUE HAN PERDIDO TODO EN LA GUERRA DE TROYA.

Las troyanas. Una versión impecable de Oscar Araiz, potenciada por la labor de los intérpretes.

Por: Laura Falcoff

El notable coreógrafo Oscar Araiz, de larga experiencia como director de compañías de danza oficiales, puso en marcha hace tiempo un trabajo de investigación sobre la idea de construcción coral en la obra de danza, idea nacida en la danza alemana de comienzos del siglo XX; se trata de producir potentes efectos por la acumulación de pequeños recursos. Fue acompañado en esta experiencia por Santiago Chotsourian como director musical y por un grupo de cantantes y bailarines; en el curso del trabajo, para el que eligieron la tragedia de Eurípides Las troyanas, se encontraron con el germen de un espectáculo entre manos, que ahora finalmente ha sido llevado a escena.

Tragedia que conoció numerosas versiones, Las troyanas adquiere en el enfoque escénico de Araiz un tono épico nacido paradójicamente del más crudo drama doméstico: las mujeres que han perdido a sus hombres y a sus hijos en la interminable guerra de Troya y que son objeto de todas las violencias. El núcleo de la obra de Eurípides es también el de las mujeres de Troya como víctimas de decisiones y acciones ajenas. Pero Araiz, al volver más anónimos a los personajes, subraya la condición de opresión e injusticia universal que los atraviesa.

En cierto sentido los personajes centrales de Eurípides aparecen presentados aquí -Hécuba, Helena, Casandra, Menelao, Andrómaca y su hijo-, pero no de una manera estrictamente argumental sino como la expresión de un drama que al mismo tiempo que los incluye también los trasciende.

Es extraordinaria la manera en que Araiz logró abstraer las particularidades de cada situación y de cada drama individual. Con esta reducción a los elementos más esenciales no sólo pudo enfocar las historias individuales con esa perspectiva coral que le interesaba desde un principio, sino también proyectar sus aspectos más conmovedores.

Nada de lo que se cuenta está tratado con otros elementos que no sean los de la danza. Adaptada la coreografía para las posibilidades del Grupo Coral de la Universidad de San Martín fue por otra parte expandida para las maravillosas posibilidades del elenco de bailarines, del que hay que destacar los trabajos de tres bailarinas increíbles que han acompañado a Araiz en otras aventuras: Giuliana Rossetti, Rosana Zelaschi y Paula Rodríguez. Estupenda igualmente la labor de Doris Petroni, que perteneció a la primera compañía del Teatro San Martín, creada en 1968. En un nivel muy parejo también, hay que mencionar al resto del sólido grupo de intérpretes así como a la participación de Héctor Díaz y de Marcela Suez, que provienen de otras disciplinas de danza, pero que se integraron muy bien a la propuesta.

Fuente: CLARIN

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