sábado, 10 de octubre de 2009

Los indígenas del nuevo siglo en La Plata

Quechuas, mapuches y guaranies

Viven en La Plata y reclaman de manera paciente. Su organización escapa a los paternalismos y busca la unidad. Aceptan la burocratización de su colectividad en pos de una lucha llena de artesanías, lenguas vivas y dignidad. Hijos de la Pachamama y vecinos de la ciudad.

“¿Qué porvenir aguarda a México, al Perú, Bolivia y otros estados sudamericanos que tienen aún vivas en sus entrañas como no digerido alimento, las razas salvajes o bárbaras indígenas que absorbió la colonización y que conservan obstinadamente sus tradiciones de los bosques, su odio a la civilización, sus idiomas primitivos y sus hábitos de indolencia y de repugnancia desdeñosa contra el vestido, el aseo, las comodidades y los usos de la vida civilizada?”. Con esas palabras, Domingo Faustino Sarmiento enmarcaba el proyecto de país que buscaba. Lejos de los deseos de “desinfección” de lo salvaje, lo vivo y lo terrenal, las voces ancestrales de los pueblos originarios dejaron de ser silencio para transformarse en un murmullo que va adquiriendo volumen de grito.


Sin cifras claras que den cuenta del número, se calcula que en la Argentina existen entre 1 y 2 millones de personas con ascendencia precolonial. Aunque parezca extraño, el número a su vez está en continuo aumento debido al reconocimiento de las personas de sus orígenes. El proceso de brutal colonización no sólo masacró y usó de abono de campos a los cadáveres de 90 millones de indígenas, sino que barrió y puso en la clandestinidad a las costumbres, creencias y derechos de los pueblos. El sostén de los rituales y la lengua se produjo en un marco desigual, donde la resistencia a la extinción de la cultura se dio de manera cotidiana y a merced de la prepotencia institucional que, ni aun hoy, los contiene en muchos de sus estamentos burocráticos. La negación llega a afectar sus derechos culturales, políticos, económicos y sociales.

Aquí, en La Plata

María Ochoa es de origen quechua, nacida en Pachacámac (Perú), y es uno de los referentes que tiene la comunidad originaria en La Plata. A través del Consejo Aborigen, del cual es miembro fundadora, realizó un reconocimiento en el partido de los diferentes habitantes pertenecientes a etnias de las culturas nativas. Agrupados bajo un régimen horizontal, en la que las decisiones provienen de un Consejo, se agruparon quechuas, q’om tobas, mapuches y guaraníes.

“El Gobierno nos da una personería jurídica que no es lo que queremos. Porque en una personería pierdes identidad, pierdes historia; después vino la identificación de diferentes etnias, de diferentes culturas. Eso sirvió, porque reforzó, porque tenemos conformado el Consejo de Pueblos Aborígenes, en el cual estamos juntos para reforzar los lazos de nuestra identidad”, dijo al ser consultada por Hoy.

Una de las primeras actividades de la comunidad fue la realización, en 2004, del Primer Encuentro Artesanal Indígena, ante cuestionamientos por parte de las autoridades. “Nos decían que en La Plata no había indios, y que por lo tanto qué es lo que nosotros queríamos. A mucha fuerza, como dicen acá, a mucho pulmón, pudimos demostrar que en La Plata sí estamos”, contó.

Reivindicación histórica

María habla de los derechos humanos. Dice que aprendieron a la fuerza de 517 años de opresión, porque antes nunca habían tenido que aplicar un concepto semejante. “Nuestra sociedad siempre tuvo ética social, nunca tuvimos los problemas que hoy en día ha originado esta sociedad consumista y unilateral, es por eso que hoy podemos ver cómo fue nuestra cultura hace 5 mil años y, con 500 años no más, qué es lo que somos ahora... Está muy claro el tema en ese aspecto, ¿no?”.

Su muletilla en forma de pregunta arraiga una historia occidental violenta en la que se calcula que fueron asesinados 90 millones de indígenas. “Nosotros no destruimos, nosotros construimos. Lo que hacía bien al hombre se hacía, lo que hacía mal al hombre no se hacía. Fueron dos culturas muy difíciles de poder encontrarse. Ellos venían de lugares que ya estaban en guerra, sabían lo que era la ambición, sabían toda clase de males, sabían la codicia, entonces conocían las armas de matar, las armas de asesinar”.

Pero María no es sólo un discurso de lo pasado, representa a cientos de nativos contemporáneos devotos e hijos de la Pachamama y vecinos de la ciudad, es por eso que la sociedad actual la abruma de la misma forma que los libros de historia: “Las grandes potencias hasta dominan el aire; si quieren poner una empresa, como tienen el dinero, no importa si te estás intoxicando, si te estás envenenando, si te produce un tumor o no. Si no aprendemos que el hombre es cuerpo y espíritu no va. El hombre siempre se está peleando por la parte material, pero por el hambre, ¿quién se pelea? Si sembramos habrá abundancia de alimentos, y si el pueblo tiene qué comer no va a poder ser dominado”.

Derecho al trabajo

Ochoa cita la ley nacional 23.302, destinada a la política indígena y al apoyo a las comunidades aborígenes, que entró en vigencia en 1989. Dentro de sus objetivos se encuentra el acceso a la propiedad de tierras y al fomento de su producción para desarrollar la plena participación de los nativos en el proceso socioeconómico y cultural de la Nación. “Es la ley indígena que actualmente no se ejecuta ni se da orden complementaria, por eso lo que pedimos es que se respete, que se respete nuestra identidad, nuestros conceptos, nuestra ideología, nuestra forma de actuar”.

La comunidad toda reclama por el derecho al trabajo. Recalcan una palabra: “dignidad”. María habla despacio, pausado. Respira, piensa y afirma: “De una forma u otra siempre se está intentando expresar un dominio, no es sólo el dominio de lo que se puede hacer con el dinero, sino sustraer al hombre, dejarlo más indefenso, más indefinido, y así ya no piensa. Todo eso va aniquilando tu mente, tu imaginación, tu identidad y hasta que no te den una orden no hacés nada... Sin darte cuenta entrás al sistema”.

El mejor trabajo que pueden generar, completa Ochoa, es el no dependiente, el de la artesanía. “En toda la estructura social está todo tan preparado que te hacen creer que si no eres dependiente de una empresa o de un negocio, no puedes llevar a cabo nada... y es mentira. Los artesanos son los más olvidados, se cree que si sos artesano sos flojo, porque no estás en una obra o cualquier otro oficio, no se respeta al artesano como oficio”.
“Si no fuera por nuestros hermanos -completa María- que se dedican a la agricultura, la gente de las grandes ciudades no podría comer. Eso no se agradece, entonces siempre somos los cabecitas negras, no se ve que nosotros complementamos esta sociedad. Cuántos hermanos nuestros trabajan en la construcción y no se ve, se ve la obra del ingeniero, mas no el sudor de nuestros hermanos, que son discriminados y mal pagados”.

Daniel Ayala

No existían

Una de las épocas más duras respecto de la violación de los derechos humanos, sin lugar a dudas, fue el proceso dictatorial a cargo de la Junta Militar iniciado en 1976. Mientras estudiantes, obreros y líderes desaparecían sistemáticamente, los nativos de las tierras ni siquiera estaban registrados, censados o simplemente relevados en números estimativos. No existían. El reconocimiento como “personas” aparece en el año 1986 con un recordado episodio en Santiago del Estero, donde se les asignaron nombres como Carlos Gardel, violando la identidad indígena y negando los nombres otorgados por sus ancestros.
La ley nacional 18.248 de Nombres pone como excepciones a la libre elección aquellos que sean extravagantes, ridículos o contrarios a “nuestras” costumbres.

Actividades en la ciudad

Durante este fin de semana se realizarán, en La Plata, jornadas de reflexión, integración y difusión de la cultura indígena. Comenzarán hoy y se extenderán hasta el domingo, en el Espacio Benoit (sector cerrado del parque Saavedra). Constarán de charlas, música en vivo, artesanías, comidas típicas, talleres, danzas latinoamericanas y una radio abierta.
Hoy las actividades comenzarán a las 9 y habrá feria de artesanos; un taller sobre “Cosmovisión de los pueblos originarios”, a cargo de representantes de las comunidades kolla, q’om toba, tupí, guaraní y mapuche; y un taller sobre “Música e instrumentos originarios”.
El sábado comenzará a las 13 y habrá platos típicos, una exposición y un recital. El domingo, arrancarán a las 13.

El dato: Los nombres

Aborigen, indígena y originarios: “Para nosotros no va ninguno de los tres términos, porque son nombres impuestos por las naciones, las repúblicas, con el fin de conceptuarnos globalmente, como es el sistema de ellos. Nosotros no lo aceptamos, cada uno tiene su marca. Yo tengo un nombre diferente, entonces cada hermano tiene el suyo, y cada hermano debería llamarse de acuerdo a su descendencia donde está. Todos somos originarios, todos somos indígenas, todos somos aborígenes”, dice María Ochoa, y agrega: “Los aceptamos porque son una imposición. Para poder articular y poder siquiera discutir, es una coacción. Pero no nos gusta ninguno de ellos”.

La discriminación que siempre acecha

La Convención Internacional de Naciones Unidas considera que la “discriminación racial” es toda distinción, restricción, exclusión o preferencia que esté basada en motivos de raza, color, linaje u origen étnico. A su vez, en el artículo 5 considera como fundamentales el derecho a la vivienda, al trabajo, a la libertad de pensamiento y al de la educación.

“Día a día siguen muriendo hermanos por defender sus tierras, por defender los espacios que fueron de nuestros abuelos, por defender la cultura somos discriminados, porque como no hablamos bien el castellano, nos tratan de ignorantes; porque no sabemos construir un edificio o porque no manejamos una computadora”, dice María Ochoa.

Otro dato relevante es la integración. La ley 23.302 además dispone la realización de programas de educación bilingüe e intercultural. Actualmente, así como muchos han perdido su lengua debido a la violencia en la que han vivido, “hay niños que por mantener su lengua son discriminados, ¿y quién discrimina al que habla castellano? Nadie, porque es una lengua impuesta con sangre, dolor y sufrimiento. Entonces queda en nuestros genes ese dolor y nadie se enfrenta, a nosotros nos imponen a aprender la lengua castellana”, agrega.

A través también del aprendizaje, la misma ley dice que “entre los objetivos de planes de educación deberá incluirse la preparación de los miembros de las comunidades indígenas para que sean protagonistas y gestores de su propio desarrollo y para que logren real participación en el acontecer socioeconómico de la Nación, sin afectar su propia identidad cultural”.

El Consejo Aborigen de La Plata presentó un proyecto en el ministerio de Desarrollo Humano para que se enseñara la lengua nativa en algunos colegios, pero “nos pusieron muchas trabas porque teníamos que tener una red, que la red tenía que tener su ONG conformada, que no podíamos porque se tiene que estar unido a tres o cuatro ONG, más cierta documentación. Para nosotros son trabas burocráticas y ahí están los papeles presentados. Lo único que pedimos es que se respete la 23.302, que se respete nuestra identidad”.

Fuente: Hoy

2 comentarios:

UNIVERSIDAD POPULAR ENSEÑAJE dijo...

Hola, soy Rosario Baldeòn, peruana, psicologa social,estudio pedagogia social y presido una Universidad popular en La Plata.
www.upelaplata.com.ar
Estoy tratando de contactarme con Maria Ochoa.Me interesa participar en sus objetivos.
Me podràn facilitar algùn dato como email, telef,etc para comunicarme?
Muchas Gracias

Teatro Independiente La Plata dijo...

Hola Rosario, la verdad que desconozco, podrías averiguar en esta página http://www.fundaciondeloschicosdelmilenioverde.org/convenios.html, espero que tengas suerte. Saludos