sábado, 24 de octubre de 2009

Relaciones peligrosas

Entre nosotros, de Maren Ade

Otra semana con un buen estreno alemán: se va Las flores del cerezo, entra un lúcido drama acerca de una pareja en crisis total.

Desde que en abril se fuera del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires con los premios a Mejor Película según la crítica internacional y a Mejor Director para Maren Ade, Alle Anderen sufrió un cambio significativo: entonces se llamaba Todos los demás, ahora se titula Entre nosotros.

Más justo habría sido encontrar un término medio entre el sarcasmo de un título y la precisión del otro; cierto es que el segundo largometraje de Ade (el primero, The Forest for the Trees, también pasó por el Bafici hace unos años) se concentra en su pareja protagonista casi obsesivamente, aislándola como si fueran los sujetos de un experimento, pero también es verdad que hay una crucial irrupción del mundo exterior -de “los demás”- desencadenando las tormentas interiores.

Pero empecemos por el principio, mejor. Chris y Gitti son novios, treintañeros y alemanes. Se van de vacaciones a la isla de Cerdeña, en Italia, como tantas parejas, para reafirmar su amor. La anécdota y el humor refinado de estos prolegómenos hacen pensar en el Viaje a Italia de Roberto Rossellini, pero la convivencia y, sobre todo, el encuentro con una pareja de amigos de Chris, tuercen pronto el rumbo al relato de una (dos) crisis emocional(es) de consecuencias imprevisibles. El es introspectivo, callado; ella es expansiva y vital, y esos temperamentos diferentes se acentúan hasta la exasperación a medida que la brecha entre ambos va creciendo y la separación parece inevitable.

Con gran sensibilidad y la excelencia en la dirección de actores -lo de Birgit Minichmayr (La caída, El perfume: historia de un asesino, la hasta ayer en cartel Las flores del cerezo) resulta sencillamente descomunal- que caracterizaba a su ópera prima, Ade consigue construir un drama maduro, lúcido, tenso sobre el compromiso y la fragilidad del amor en la pareja contemporánea. Siempre al borde de explotar, o de implotar, en rigor, hacia el interior de unas criaturas en las que más de uno podrá reconocerse y, consecuentemente, asustarse.

Agustín Masaedo

Fuente: Hoy

No hay comentarios: