lunes, 19 de octubre de 2009

"Soy intelectual, con otro packaging "

Moria, en un ensayo de la obra, en el escenario del Konex Foto: Mariana Araujo

Moria Casán: estrenó Una visita inoportuna

Es mediática, aunque también se atreve a subirse a un escenario alternativo para hacer una obra de Copi

Por Pablo Gorlero
De la Redacción de LA NACION

Moria siempre desconcierta. Puede combinar la comedia dramática políticamente correcta en teatro ( Brujas ) con un programa de humor en TV; o encabezar la revista más pomposa para pasar a hacer la comedieta clásica del verano; o también ser confesora de la gente en un talk show televisivo, monja en una comedia de Canal 9 o, como ahora, figura mediática del momento con lengua filosa y desfile en cadena por todos los programas. Ahora apunta a algo más sofisticado e inusual en una figura de su tamaño: el protagónico femenino de Una visita inoportuna , la transgresora obra de Copi que se estrenó ayer en la Ciudad Cultural Konex.

Esta obra, tan cruel como irreverente, se estrenó en Buenos Aires en 1992, con un inteligente montaje de Maricarmen Arnó, en el Teatro San Martín, con un elenco de grandes talentos: Jorge Mayor, Ana María Casó, Héctor Malamud, Juan Carlos Puppo, Jorge Diez y Alejandra Flechner. Esta vez, vuelve con la puesta en escena del director francés Stéphan Druet, y un elenco que completan Sebastián Galeota, Jean-François Casanovas, Gustavo Monje, Iván González y Gabriel Rovito.

"Conocí la trayectoria de Copi por mi hija Sofía Gala, porque es fanática suya. Me dijeron que me habían elegido para esto porque soy como un Copi en femenino. Y cuando leí sus obras encontré un sentido del humor fuerte como el mío, esa mirada irónica, esa acidez, el jugar todo el tiempo con las bipolaridades, con las mesetas... Tenía que ver conmigo. Mi hija me dijo: «Mamá, nunca te pedí nada, pero no podés dejar de hacer esto. Te exijo que lo hagas». Y no hubo nada que discutir", afirma.

La propuesta que le ofreció la productora Cipe Fridman era tentadora y completamente distinta de lo que hizo hasta ahora. Un autor estupendo; un director alternativo francés y un espacio no convencional que le permitiría abrirse a otros espectadores. "La gente tiene tantos prejuicios con los espacios culturales que todo se transforma en una cosa de pseudos: pseudointelectuales, pseudoculturales, pseudoartistas... Esto tiene que ser accesible. Yo soy una intelectual. No creo que haya tanto intelectual que tenga mi cultura; la diferencia es que tengo otro packaging ", se ufana. "Ya había venido al Konex para ver Rent y me fascinó. Me encantan el espacio y la zona. Venir todos los días hasta acá me parece fantástico, como que estuviera en uno de esos barrios de Madrid o de París. Porque éste es como un under, pero jerarquizado, europeo. El espacio escénico me recuerda a Berlín", agrega.

Cruel y divertido

El argumento de la obra gira en torno a un joven que está muriendo de sida, en los años 80, en una habitación de un hospital. Es un ser de un humor especial, delirante, a su vez, rodeado por personajes trastornados: una enfermera (Moria), que se droga con opio; un médico al que le fascina hacer lobotomías los domingos; una cantante de ópera; un periodista sin preguntas, y un viejo amigo director de teatro. "Copi es de esas personas que dejan huellas por su transgresión, pero por trascenderse a uno mismo, de jugarse a los desafíos. La naftalina no existe más. Ese clisé de humor, previsible, «anticipativo», obvio, no va más. Creo que las aristas del humor pasan por la realidad y por la visión fragmentada hasta llevarla a la realidad", explica. Pero hablar con Moria es estar en una montaña rusa. Se pueden escalar ciertos temas y, de pronto, precipitarse enseguida hacia ella misma. "Hace mucho tiempo que el público también está globalizado y va cambiando los códigos de humor. Yo digo siempre: voy a descansar de mí. Pero siempre hay que ser uno. Sin breaking, mandar cosas de uno. Porque hay que tocar la cuerda de la realidad. El público ya no es un espectador pasivo, es como un voyeur. Espía la vida del otro. Por eso marco mi vida con la transgresión. Es lo que mostré en mi puesta de What pass?, que fue una locura, como un reality, o lo que hacemos en esta puesta de Stephan Druet, que pone la adrenalina a tope, para que no decaiga nada y el público espíe, mire y se conmueva. La cultura del zapping, ¿viste?"

¿Qué le cambia el tono a Moria? ¿Qué es lo que consigue que pestañee, se ablande y traslade su ego de artista al orgullo natural? Sofía Gala Castiglione. El año pasado, compartieron una sala comercial: el Multiteatro, pero en distintas obras. Moria hacía Una familia poco normal, de Gerardo Sofovich, y su hija compartía cartel con Silvia Pérez y Norma Pons, en Secreto entre mujeres. Ahora, acaban de estrenar distintas obras, con pocos días de diferencia y en la escena alternativa. Sofía integra el elenco de Gotas que caen sobre rocas calientes, de Rainer Fassbinder, dirigida por Matías Marmorato. "Sofía tiene una cuerda emocional tan grande... es una bestia. Se fue a Huelva y volvió con un premio a la mejor actriz. Hace unos días, vi una función privada de Paco, me encantó. ¡Y no sabés lo que va a hacer en cine ahora, con Norma Pons! ¡Una piba con síndrome de Down! Qué vida intensa debe de haber tenido esta chica. Tiene una gran sensibilidad... Es que nosotros tenemos una vida desmesurada."

Y su amor de madre, de pronto, trasciende en amor de abuela. Sucede que unas horas antes, festejó en un almuerzo el primer cumpleaños de su nieta Elena. "La verdad, es como volver a ser mamá. No es ningún amor relajado, sino potenciado. Es emocionante. Me encanta estar con Elenita porque me llena de alegría. Es divina, como los nuevos niños, que son índigos, como marcianos, muy de grito, muy de que te dan un poco de miedo. Tiene una niñera krishna que tiene una paciencia... Sofía y Elena no gatearon, escalaron. Son como alpinistas. ¿Algo debe significar eso, no?"

Y aunque tiene varios asistentes que le cuidan a su perrito, que le manejan la agenda o se encargan de trasladarla, se adapta, divertida y gustosa. Resulta raro verla en un camarín sencillísimo, sin luces alrededor del espejo, ni alfombra o fotos en las paredes. "Es que no soy una diva. El divismo está más ligado a algo más papiro, del pasado, del Hollywood plástico. Una diva no viene acá a hacer una nota. No me interesa encapsularme. Yo puedo ir a un shopping o bajarme del auto para comer algo en un carrito de la Costanera si me dan ganas. No me voy a perder cosas por ser Moria ?explica con convicción?. Estoy acostumbrada a superar el shock inicial, porque cuando me ven, se quedan frisados. Pero la gente me da puro amor. Te cuento algo: un día, en vísperas de Navidad, quería divertirme y le dije a un amigo que fuéramos a hacer compras a Once. No sabés el quilombo que se armó. Fue brutal. Me tuvieron que sacar con los bomberos, pero no me importó nada."

Su trabajo en Una visita inoportuna será sólo por tres meses, aunque tiene la posibilidad de presentarla en Europa, el año próximo. Es que ya tiene un contrato firmado con Carlos Rottenberg para reponer la exitosa Brujas, de Luis Agustoni, en el verano marplatense. "Quería agasajar a una pieza que fue una bisagra en la vida de todas las que la hicimos. Viví tantas cosas durante los diez años que la hice... La aceptación inmediata del público y la prensa, el crecimiento de mi hija, y cosas duras, como la pérdida de mi madre y de Mario, el padre de Sofía. Pero estoy ansiosa por volver a hacerla, y matizarla sentadita en la playa leyendo un librito", concluye.

Para agendar

Una visita inoportuna , de Copi, dirigida por Stephan Druet.
Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131. (4864-3200). Los jueves, viernes y sábados, a las 21, y los domingos, a las 20. De 25 a 40 pesos.

Fuente: LA NACION

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