domingo, 18 de octubre de 2009

Un punk en la obra más rara de Brecht

EL ACTOR Y MÚSICO TOMAS HEUER TRAJO JUAN LA SUERTE AL FIBA

En el marco del Festival de Teatro, el líder de la banda Berurier Noir protagonizó esta pieza íntima y musical, con clima de recital de rock. Leni González.

Si Juan la Suerte (Jean la Chance) hubiera surgido en Londres o en Broadway, sería una comedia musical. Pero fue en Córcega, esa isla del Mediterráneo donde nació Napoleón y que los mapas dicen que es Francia. El texto, inconcluso y desconocido hasta los años 90, pertenece a Bertolt Brecht y está inspirado en el cuento “Hans in Glück”, de los Hermanos Grimm. Con la estética antiemotiva de un recital de rock, el director François Orsoni ubica las canciones en primer lugar para mostrar la deshumanización del comercio y las trampas del capitalismo frente a un hombre que, según de dónde se mire, podría ser llamado bueno, tonto o puro.

“Es una filosofía, una manera de entender la vida. Juan no es estúpido: elige lo que le pasa, sabe que la libertad, las nubes, el cielo, las tiene y no importa la propiedad privada”, dice Tomas Heuer, el responsable de la música de la obra, además de actor junto a Alban Guyon, Thomas Landbo, Jeanne Tremsal y Estelle Meyer (un nombre para recordar). Y además, para los seguidores del punk francés, él es Masto, la voz y el saxo de Bérurier Noir, una banda que desde 1983 continúa fiel al rockanroll, sin pasarse a la electrónica.

–Pero, entonces, ¿Juan es una especie de hombre ideal?

–(Pausa larga.) El hombre ideal es una mujer (se ríe).

A los 49 años, con el brazo derecho cubierto de coloridos y ya desgastados tatuajes de animales, Heuer es alto, canoso, desgarbado, como un vikingo anoréxico de voz suave y meticulosamente amable aunque haya que remar océanos para que supere la oración unimembre.

Hijo de alemanes, se crió en Francia y dice que no concurrió a la escuela. Desde los 17 empezó a tocar y no paró, y la experiencia actoral apareció como casi todo en su vida: simplemente, estaba allí. “No siento haber hecho ningún paso; el teatro vino hacia mí. El cuento de Grimm, en el que está inspirada la obra, siempre me gustó mucho, desde chiquito, así que cuando Orsoni me contó sobre el proyecto, acepté, me pareció bien”, dice Heuer, que conoció al director en Córcega cuando pasó por su casa. “Tengo una casa muy grande, abierta a todos, en un pueblito donde vivo la mitad del año, y por ahí pasa mucha gente”, cuenta el músico, quien confiesa que hace tres años no hace nada por ganar plata. “Mi vida puede parar mañana –responde ante la pregunta por el futuro–. Ah, sí, seguimos de gira por Francia. Y estamos preparando otra obra que no sabemos si será de Brecht o de Baudelaire”.

–¿Sentiste la diferencia entre el público de recitales y el de teatro?

–Al principio, sí. Estaba acostumbrado a tener a todos muy cerca, escupiendo para expresar su satisfacción, en movimiento, y en el teatro es silencio y oscuridad, todos muy serios. Ahora, ya me habitué y no hay que tener prejuicios con el público. De todos modos, ojalá que los que me siguen en la música vayan al teatro. Lo espero porque en Francia la gente está muy sectorizada.

Padre de cuatro mujeres, una de las cuales, Manon, desde hace dos años estudia cine en la Argentina y otra vive en Bolivia.

–¿Y qué le dijiste cuanto te contó que venía a este raro país?

–Nada, no me pareció raro ni loco. Ahora que estoy acá, la comprendo mucho mejor.

PARA HOY EN EL FIBA

Pequeña música nocturna: Esta noche, a las 23.30, visita el bar de Harrods el compositor Jorge Haro, artista investigador en el campo de la música experimental, piezas audiovisuales e instalaciones sonoras. Realizó el diseño sonoro de obras como Lo que pasó cuando Nora dejó a su marido o Los pilares de las sociedades, de Elfriede Jelinek, que dirigió Rubén Szuchmacher, en el Teatro San Martín. Es codirector del sitio Fin del Mundo y del proyecto LIMb0. También es docente en carreras de diseño audiovisual en la Universidad de Palermo y la nacional de Tres de Febrero.

Presentación de ensayos teatrales: Con entrada libre, a las 16, en Harrods, se presenta el libro Concurso Nacional de Ensayos Teatrales “Alfredo de la Guardia”, un proyecto conjunto entre el VII Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) y el Instituto Nacional del Teatro (INT). El volumen está integrado por los tres trabajos ganadores del Concurso (del que fueron jurados Moira Soto, Horacio Banega y Jorge Ricci): El teatro y las artes plásticas, de María Natacha Koss; Las prostitutas de Caravaggio. Problematizaciones acerca de los tránsitos entre literatura y teatro, de Gabriel Fernández Chapo; y El mundo popular en escena, de Alicia Beatriz Aisemberg.

Fuente: Crítica

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