sábado, 10 de octubre de 2009

Una luz en el infierno

Entrevista a Humberto Tortonese

El actor llega esta noche al Coliseo Podestá con El beso de la Mujer Araña, magnífica novela de Manuel Puig en la cual dos hombres conocen el amor en una cárcel en plena dictadura.

Las mil y una noches es una obra inmensa (en tamaño y calidad) y su argumento general -no casualmente- es sencillo. Serezhade debe mantener siempre vivo el interés del cruel sultán, y así con su creatividad, astucia, sabiduría, logra salvar su vida un día más. Es decir, el arte de narrar sirve para vivir. De algún modo, Manuel Puig toma tal motivo esencial en El beso de la Mujer Araña, en un contexto no menos cruel y lamentablemente nada imaginario: una cárcel argentina en plena dictadura. Molina es un homosexual que mata (o vive) el tiempo narrando películas e historias a su compañero de celda. Con el tiempo, estos dos seres totalmente opuestos (incluso en sus elecciones sexuales) acabaran enamorándose.

Para muchos, Humberto Tortonese es el flaco irreverente y divertido que pasa revista en la tele. Pero debajo de su extensa melena reposan décadas de teatro under y una capacidad histriónica notable. Esta noche dará muestra de ello con la obra citada, que comenzará a las 21.30 en el Teatro Coliseo Podestá. “Tengo ganas de ir a La Plata porque no fui nunca. Fui hace mucho tiempo, cuando trabajábamos con Urdampilleta y con Batato, en la época del Parakultural.

Habíamos ido una vez a unos lugares medios under de allá. Pero después siempre que estuve haciendo otras obras tuve la oportunidad y no sé por qué no se dio. Y sé que el teatro de allá es divino, aparte”.

-¿Cómo es hacer esta obra?

-Esta es una obra distinta, porque El beso de la Mujer Araña es una obra de Manuel Puig, en la que se respeta mucho el texto y tiene una puesta bastante rígida y clara de lo que querían hacer. Al principio, sentía que estaba haciendo un poquito más estructurado de lo que yo acostumbro hacer. Pero después vas aflojando y al final siempre terminas desconchando un poco (risas). Pero con ganas de hacerla allá.

-Es una obra muy rica...

-La verdad que la obra es muy linda porque habla de dos seres que se encuentran en la cárcel: un homosexual y un guerrillero, un militante. Y que empiezan a conectarse por medio de esas charlas que tienen. El homosexual empieza a contar historias, unas películas y el otro se engancha. Dos personajes que en realidad afuera, en la calle, no se hubieran conectado. Y lo que demuestra Puig es que, al final, en todo -más allá de la discriminación- dos seres se pueden encontrar con tolerancia, pueden entenderse y armar una relación

-Molina, tu personaje, es alguien que desestructura desde el relato y el encanto ¿Cuánto tiene de vos?

-Manuel Puig hizo una adaptación para teatro porque se la estaban copiando. Cuando a mí me dieron la versión, la verdad, dije: es genial. Sentí que era un personaje para mí. No tanto por la condición de homosexual, sino porque sentí que es una obra donde la palabra es muy importante. Cómo se cuenta, contar esa película y a la vez estar en una relación con un tipo que está en otra cosa, más en su mundo de lucha. Y este otro que está más en un sueño. Lo meten ahí por corrupción de menores, pero tampoco es un degenerado. Es un tipo que se habrá acostado con un menor, que la mujer lo echó, lo denunció, pero que no es un pederasta. Es un tipo que lo meten ahí, en una época difícil y que a su vez lo usan para sacar información . Pero la relación que arma con el otro hasta enamorarse logra que no sólo no sea un traidor, sino también encontrar el amor allí adentro.

-¿Para vos representa un doble desafío?

No sólo porque es más convencional que otras obras que hacés, sino porque intepretás
a un personaje que a su vez narra a otros personajes…

Cuando te ponés a contar esas películas es como volar. Eso es lo lindo de la actuación. Vos te metes más allá de la repuesta o darle un pie al otro; de golpe en la película se va. Y el otro entra en ese mundo y los hace olvidarse un poco de donde están. También, los dos intuyen en algún momento que tiene una vida desgraciada y que se van a morir. Era una situación muy difícil. Y a mí me paso con mi personaje que desde chico era medio soñador y me encantaba imaginar cosas, ¿no? Acá Puig lo que tiene es que cuando miraba una película, de eso te escribe una novela. Es tan maravilloso, porque te cuenta esas películas y ¡lo hace de un modo! Hay una película que es La marca de la Pantera que me la pasó el productor. Y la verdad que era una de esas películas de Hollywood en blanco y negro, medio bizarra, de esa mujer que se transforma en pantera. Son cosas como medio locas que lo atrapan al otro entre la locura misma.

-Es la gracia del narrador...

-¡Claro! Poder atrapar al otro. Por eso se llama El beso de la Mujer Araña. Porque el beso tiene que ver con que va atrapando con esas redes, con eso cuento a la otra persona. Hasta que se olvida que va teniendo a un hombre del otro lado. Si le pide tener relaciones la tiene, pues se va armando esa relación, por medio de la ayuda mutua. Porque esas cosas que pasan en la cárcel demuestran que hay tal una humanidad con el otro. El beso de la Mujer Araña, una novela (y obra) cuyo tema central no es la homosexualidad (por lo cual fue condenado Puig) sino el amor y la libertad. Al fin, de eso se trata vivir, de eso se trata narrar.

Fuente: Hoy

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